En plena meditación me encuentro aquí…
Al final del camino del tiempo.
De este tiempo sin tiempo.
Sin existencialidad mas que esta…
La de un último encuentro, en el cual,
Se definirá todo…
Y pensar que hace tanto tiempo comenzó esto,
Hace milenios que nos conocimos y ahora.
Estamos aquí.
Frente a frente, de nuevo.
En medio de esta guerra que parece no
terminar nunca.
Milenio tras milenio nos hemos acercado
Pero nunca, tan cerca como hoy.
Y ahora estamos aquí.
Frente a frene,
En este péndulo de la vida que se mezcla
y se vuelve
Traslucido ante este reloj de arena que
no deja de avanzar,
Que no deja de transitar dentro de
nuestros corazones.
Y ahora tan solo una decisión.
¿Cuál? La misma de siempre…
Y tú te acercas a mi…
Tu magnética presencia es inevitable,
A hora te siento estas cercas, cada vez
más
Hasta que ahora, en ese preciso momento,
Tan solo unos cuantos kilómetros nos
dividen
Y nos alejan
Han pasado tantos milenios desde la última
vez
Que me encontré presente frente a ti,
En otro mundo, en otro tiempo,
Cuando toda vía aun nos amábamos,
Cuando toda vía aún existía aquello que
no perdíamos.
Cuando toda vía existía un tú en mí, y
un yo en ti.
Pero ahora las vestiduras de la guerra
nos cubren,
Y el sentido contradictorio de nuestro
ser se opone
De nuevo.
Las decisiones del pasado vuelven a ser
nuestras enemigas,
Y ahora nuestra única elección es la
misma de siempre.
Vamos toma la espada y que comience la
batalla…
Vamos amor…. Toma la espada y que
comience la batalla…
Que no te daré tregua…
Que no tendré compasión…
Que no te daré tiempo…
Que no te daré razón…
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