Las gotas de lluvia se resbalan por el
cristal de mis pensamientos.
Y el silencio en calma de una noche
callada y apacible circula
En lo alto de las montañas que acompañan
mi concentración.
Profundidad nunca alcanzada, más que por
aquellos viejos
Jansenistas que tocaban la muerte con
sus dedos hasta alcanzar
La divina perfección áurea.
Así eres tú, mi musa inalcanzable,
siempre corriendo con tus
Tacones en las manos, pues tus pies
delicados se han tropezado
Con esta realidad risible y ridícula…
Tantas veces perenne en la inexistente
eternidad moderna.
Tan fútil…
Tan vanal…
Mas tu cual mujer y figura te paseas con
tu gala y galardón,
Entre los balcones de los poetas…
Te metes en nuestras camas y nos haces
el amor…
Nos existas con cada una de tus
delicadas plegarias…
Ven amado mío… para cobijarte en este roció
sagrado.
Ven amado mío… para encumbrarte en la poesía
del amor.
Ven amado mío… para exaltarse en la
guerra y la manifestación.
Ven amado mío… que yo te cubriré tu
cuerpo con mis besos.
Besos de canela y pasta de mantequilla.
Macarrones con queso y abrazos de hojuelas
sabor a miel.
Así eres tu mujer inexistente,
imaginaria de imaginaciones.
Poesía de amores tórridos, amores platónicos.
Amores en guerra o en paz, amores
confundidos.
Amores perdidos, amores fugases, amores
encumbrados.
Amores de amores va la boca del poeta
cantando
Su prédica de insurrección
Pues no hay concepto más devastador. Que
el concepto
Llamado amor.
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