viernes, 6 de diciembre de 2013

SONAMBULOS


Compadecemos al misericordioso y lastimosos que
Llegan a tocar nuestras puertas desvencijadas,
Sin saber que nosotros somos el espejo
De esos seré infrahumanos a los cuales
Les llamamos pordioseros.
Pordioseros de alma y cuerpo,
De mentes y de dinero,
Pordioseros de todo aquello que se consume,
De todo aquello que se codicia y no se tiene,
Somos seres oscuros nacidos del mismo origen primordial
E inmersos en una realidad que nos castra
Y nos despoja.
Jugando con nosotros mismos como pelotas de pin pong,
Vamos de un lado a otro para darle gusto
A quien:
 A una madre imaginaria
A la cual nunca terminamos de tener satisfecha,
Porque no somos lo que ella
En su frágilmente imagina de nosotros.
A quien:
A un padre imaginaria al que nunca alcanzaremos
Porque siempre estará sobre nosotros,
Imponiéndonos, mandándonos,
Juzgándonos.
Miserables noctámbulos que deambulamos como sombras,
Chocando ante una pared a la cual llamamos moral,
Fe, religión, Dios, institución.
Conceptos mutilados que nos cortan y nos
Atraviesan, el alma, las entrañas, el corazón.
Seres miserables, nacidos de un útero cálido
Que se resiste a que estemos ahí dentro.
Y vivimos así, con esa mirada misericordiosa
Y lastimera que nos causa la lástima
De todo aquello que nos rodea y muchas veces
No nos reivindica.
Y  nos convierte
En pordioseros de nuestra propia culpa
De nuestra propia muerte,
De nuestra propia vida en muerte.


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