sábado, 21 de diciembre de 2013

DESALÓJATE



Desalójate de esos despojos que llevas:
De tus andrajos que hoy te coloco la vida.
De ese saco de piedras sin recuerdo que cargas. 

Desalójate de todo aquello que te ata.
Ataca con sentido tus demonios internos. 
Y luego, en tu desnudes casual y infranqueable. 
Reármate como un rompecabezas. 

Desalójate de esos muertos que cargas
y deja sus ataúdes a kilómetros de distancia,
para que tus fantasmas caminen solos, sin ti, 
en un desierto de nunca vuelvas. 

Desalójate de tus enigmas, de tus divisiones:
de tus hexágonos y pentagramas.
De tus extorciones y filigranas,
De tus pasiones sin descendencia.

Desalójate de tus expresiones sin lengua:
De tus experimentos sin eternidad.
De tus profundidades sin censura,
De tu ciencia sin densidad. 

Desalójate de todo aquello que quieres perder y no pierdes:
De tus lamentaciones y tus lamentos.
De tus vocablos sin contenido o síntesis
De tus anacronismos y de tus anorexias. 

Desalójate de tus alientos pasados, de tus besos besados,
de tus cuerpos desnudos, de tus sexos y orgasmos. 
De tus muertes sin ataúdes,
De tu niñez sin juguetes ni juegos,
De tu adolescencia de soledad y vacíos.

Desalójate de aquello que… encadenado a tu mente convierte en polvo a tu propio sexo desnudo. 
Desalójate de todo aquello que se ha quedado marcado en tu cuerpo:
De tus tatuajes de vino y pragmatismo. 
De tus volcanes de lava y fuego. 
De tus inviernos de noche y nieve. 
De tus caderas de piel y madera. 

Desalójate del inmenso  sol, de la grandeza de esta tierra, 
De sus lunas llenas y medias. 
De sus pájaros y de sus flores, 
De sus mares y su faisanes. 


Desalójate de ti misma, de tus frustraciones y tus ilusiones,
de las etiquetas que te colgaron desde niño o niña, 
de los colores que marcaron tu estirpe y ciñeron a tu descendencia, 
de los tonos de azul, marrón y violenta. 
En fin, desalójate de ti misma, hasta que no quede casi nada, tan solo un polvo fino que marque tu pasar por esta tierra. 

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