(Reconociendo a Macbeth)
III
Gloria,
Inerte de derrotas imborrables,
De
deseos incompletos e insatisfechos.
Gloria,
De
errores taciturnos y magnánimos,
De
abominaciones y de cuentos infantiles.
Gloria,
Que
alcanzas con la muerte,
El
valor nunca alcanzado con la vida.
Gloria,
De un vaso de vino y una guirnalda de rosas,
De
exámenes de conciencia mal recordados.
Gloria,
De amaneceres y de anocheceres vividos,
De
castas mujeres,
De
prostitutas y de arrabales.
Gloria
de pecados,
De
atavíos, de mórbidas voces que nos llaman,
De
fantasmas que se cruzan en nuestros caminos.
Gloria,
De
clamores y de cantos divinos,
De
planicies, de tundras y manglares.
Gloria,
De
poetas, filósofos y dioses,
De
artistas, músicos y pintores.
Gloria,
De
templos, de iglesias y de santos,
De
odas bastardas y demenciales.
Gloria,
De
destierros, de lujuria y de llanos,
De
soledades mal paridas y abortadas.
Gloria,
De
mártires y de bastardos,
De
réquiem y de tumbas encontradas.
Para
ti ¡oh gloria perdida!
Es
mi canto y mi silencio.
Es
mi voz un cumulo de muecas encontradas,
De
casas y palacios solitarios,
Y
de glorias nunca descubiertas.
Gloria,
De
tierras perdidas y de hijas muertas,
De
familiar purulentas.
Gloria,
De
hipocresías banales y de falsos profetas,
De
palabras huecas,
Como
tu ¡oh Gloria perdida!
Yaces en mi infierno encontrada.
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