Quiéreme como el volcán quiera a la lava y el mar quiere las profundidades
escondidas de sus cavernas.
Quiéreme como se quiere una eternidad,
como quien predica un sermón basado en la vida.
Quiéreme como se quiere la locura, la demencia
senil, los años, el tiempo, la existencia humana, la longevidad.
Deséame como se desea una sola cosa; la
espera, los novios, los viejos, los esposos, los callados, los turbios, los
amados, los amantes, los santos.
Deséame, como se desea el rojo vivo de una
chimenea ardiente, Como la noche dese la luz, como Dios desea la paz. Como la
humanidad desea existir.
Deséame con tu tinte político, con tu
manantial acuoso, con tu semblante frígido, con la facilidad de tu pagare en
blanco.
Quiéreme como se quiere un momento, como
los cachorros quieren croquetas, como los diarios quieren noticias, como la
hoja quiere la pluma.
Quiéreme como la alfombra quiere el piso y
yo quiero tus caderas, tus senos, tus manos, tu aliento, tu amor.
Por eso yo te imploro, Quiéreme como se
quiere la luz, la oscuridad, la vida, la comida, el sexo, la pureza, la confusión,
la claridad.
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