Como dos lámparas
encendidas que se encuentran en un texto impreso,
Así tu corazón se
imprimió en mis caderas…
Bañándolas de
alboradas de luz y matices fluorescentes,
Pero luego descubrí
lentamente que todo era un sueño.
Una dulce fantasía
que tan solo había inventado mi memoria,
Esa memoria frágil
como papel de china.
Pero tú no me
querías, todo era una mentira,
Una ilusión falsa y
pasajera,
Llena de te amos
ilusorios e irreales.
Y juraste por mil
estatuas y santos y dioses,
Pero en el fondo de
tu alma no podías amarme,
Tu vaina se partió
como dos frijoles abiertos,
Y yo tome mis cosas y
me fugue con la mañana,
Prefería dejarte a
solas y en silencio,
Y no volver atrás
cerrando mis ojos para no ver tus miedos,
Ya era tarde amado
mío para resarcir el tiempo,
Que hoy se desgrana
como una mazorca lista para la molienda,
Y así toda desgranada
y dolina me fugue entre los libros y otros textos,
Leí filosofía de
otros tiempos, a Neruda y Amado Nervo,
Y descubrí que el
amor sincero,
Es aquel que en la
tinta y una hoja deja eco.
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