Un rehilete vuelta y
vuelta en el mismo afán,
Sangre y noches de
desvelo.
Premura en su andar,
sigiloso como una sobra,
Salta la pantera en
el corazón,
Mientras el chillido
se hace presente.
Rompe el silencio...
Se esconde entre los
arbustos ideáticos de la conciencia,
Pulula como las
libélulas en un mar abatido y consternado...
Callado,
Como la bruma que se
mese sobre un espejo roto,
Siempre roto, siempre
trasluciendo lo que no fue,
Lo que se fue en
espera de una noche callada.
Mustia como tus
besos,
Musita como tus
noches,
Musitan como tus
alcobas aisladas,
Contemplativas,
Como las brujas en el
cerro que nos miran,
Que nos hechizan a lo
lejos,
Y que nos separan.
Separación misma
aterciopelada y agonizante
Tan llena de agujeros
como queso gruyer.
Tan dispar y encontrada
como la existencia misma.
Húmeda…
Palpitante como un
corazón que sangra y agoniza,
Tan lleno de muerte y
desolación
Que su sangre
escurrida,
Forma un
caleidoscopio azul,
Rojo y amarillo.
Como el rojo de sus
penas,
Como el amarillo de
sus condenas,
Como el azul de sus
ojos,
Profundos como la
muerte,
Tan llenos de
nostalgia,
Tan llenos de esa
sustancia blanca.
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