sábado, 2 de noviembre de 2013

EMBRIAGARME Y SECA ME


Embriágame con el sudor de tu elixir mágico. Déjame encontrarte en esta nube de luna y pólvora. Hasta saciar todo aquello que en mis entrañas se establece como cierto, como verdadero, como lleno de gracia. Así y aquí, entre tu piel delgada y sutil, encuentro el refugio adecuado para tejer mi red entre tus piernas, entre tus sensaciones más diminutas, sutiles como la ansia misma, como el desdén mismo, como la cautela. Así te miro entre las  hojas de este libro el laberintos de la soledad, el laberinto de los fantasmas de los recuerdos, como en cien años de soledad de Gabriel García Marques, como en este libro  de Octavio paz. Así la doble llama de tus pensamientos se entrelaza en mi sexo, en mi anhelo, en ese encuentro permanente, tan lleno de silogismos, de místicas realidades que no me dejan, que me desvenan una y otra vez hasta volverte en mi causa elocuente, en mi voz hilarante, me entusiasmo ferviente, en mi devenir. 

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