Mujer maciza de ébano, como árbol duro y erguido yaces en el en el rió de tu amargura.
Mujer de esperanzas claras y oscuras, de yemas blanquecinas y distantes, de esencias purpuras. Tu
que fuiste marginada por el desdén y la cobija del vació, del destierro indistinto por no ser blanca.
A ti mujer de ébano mi alma te entrego, porque eres una perla negra...mas brillante que el sol,
mas dulce que la mil, mas hermosa que la belleza misma, a tus caderas le doy mis letras, mi poesía y mi felicidad. A tus ojos mis montañas llenas de sol y de infancias idolatradas.
A tu amor, mi amor, sin engaños, ni mentiras, sin idealizaciones occidentales, ni orientales.
A ti mujer de vientre cálido, de senos parados, de brazos largos como la onda cascada, mi aurora y mi manantial.
Mi mujer de libertad, sin cadenas, sin torturas, sin la nada que te dañe, volare contigo, lejos de el lugar de la sangre, para liberarte de los mortales. Mi brazos serán tus alas, y mis plumas tu cobijo, mi nido no sera una nube pintada en el ancho río.
Mi nido sera tu rostro colgado en un cometa, en un salvia, en un trino.
Porque yo, mujer de ébano macizo. pese a mi blancura,
Te amo. Como amo la misma tierra, que contemplaba cuando niño.
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