Ansias
colapsadas de lujuria y desdén,
Colapso
en el orden de una memoria añeja y desvencijada,
Preguntas
que se preguntas ¿Quiénes son en otras preguntas inertes?
Mortandad
y hastió es lo que yace el frio conflicto de la no existencia.
¿Quién
soy? La nada inexistente que habita en un cumulo ontológico de existencia
La
luz que matinalmente nace y diariamente muere con la noche,
Un
pájaro solitario o un zopilote hambriento y voraz.
¿Quién
soy? Carne y huesos que contemplan el holocausto infernal,
Una
manta que cobija a algún pordiosero o mendigo,
El
vacio de todo sentimiento y emoción,
Una
célula perdida en un cuerpo aparente,
La
nada eso es lo que soy, la nada que se queda sin pensar.
¿Pero
acaso yo, la nada no puedo ser? ¿Qué quiero ser?
Una
flor en la pradera,
El
aire en una mañana de otoño,
La
distinción entre una luz clara y otra oscura,
El
mar muerto del cual se recopilaron los rollos perdidos.
Preguntas
y más preguntas que se contesta mil veces diferentes
A
sí mismas.
Y
en donde ellas mismas, son dudas inexorables de una verdad abatida
Y
casi inhumana, pero ¿Qué si soy?
La
chatarra tirada en basurero,
El
cuento bizarro que leía mi madre por las noches,
La
virgen con su foco de luz colorida,
El
silencio.
Si,
el lenguaje que se enmarca como un colofón perdido,
Ese
que en las tumbas de los dioses mayas,
Se
cobijaron con perlas preciosas y jades.
Pero
el preguntar es más que la iniquidad de
las palabras que se mezclan.
Es
la combinación exacta de un conjunto de frases entrelazadas,
Puntos,
comas, símbolos e ideas.
Como
el amor. No hay poesía sin amor u odio,
Y
¿Qué sería del lenguaje sin el amor u odio?
Amor,
odio.
Dos
palabras tan simples y tan complejas,
Como
la misma pasión de los sentidos que se mezcla,
En
esa carga inherente que llamamos contradicción.
¿Por
qué la vida es eso?
Una
eterna contradicción entre una poesía amatoria,
Y
una poesía caustica, mordaz y crítica,
Que
esconde en sus hermosas palabras,
La
maldad enterrada y enraizada en la perversa
Idea
de sacar el amor u el odio de nuestra alma.
¿Qué
es el amor? Esa esencia majestuosa que nos invade
Y
nos colapsa en una idea permanente por eso algo
Inalcanzable
e iracundo llamado amor poético.
El
amor es nuestra musa desgarrada y tantas veces
Cobijada
por la desesperanza y la falta de fe.
El
amor es el encuentro y la disipación de las penas,
Pero
al mismo tiempo la contradicción del deseo y la carne.
¿Qué
es el odio? Es la misma fuerza pero inversa,
Que
nos penetra y a la cual no queremos acceder
Pero
accedemos.
Te
odio, te amo,
Te
altero, te gozo.
Alteridad
permanente de nuestra eterna disyuntiva
Misantrópica
e irreal.
Luego
nos eludimos como en un viaje interminable
De
mentiras y verdades,
De
resultados y de errores permanentes.
Pero
tanto el amor como el odio, nos drogan,
Duplicando
nuestra razón disoluta.
A
hora soy nada.
Soy
irreal como las palabras, como tus besos que uno a uno
Se
fundieron y ahora reposan aquí dentro de mi alma y de mi recuerdo.
Luego
me esfumo atreves de tu pluma
Y
esbozo un garabato en el papel.
Pero
regreso a ti nuevamente, como el amado
regresa al cobijo
Y
la mujer adultera regresa a su madriguera.
Pero
tú me exilias en la bitácora de tus días usureros
Y
me refugias de nuevo en tus pensamientos.
Como
niño pequeño me bañas con tus lágrimas de tinta,
Y
luego me envuelves en papeles corrugados para que me seque,
Y
me amas, pero también me odias.
Amor
y odio dos fuerzas yuxtapuestas y necesarias.
Ahora
soy silencio de nueva cuenta.
Un
silencio idealizado y fantasioso
Como
tú mismo preguntarte por lo que se ama
Y
se odia al mismo tiempo.
Y
harta de tu procastinaciones permanente,
Me
fugo en una nube de algodón dulce y platinado,
Soy
la nada de un refugió encontrado,
El
dintel roto de una ventana exterior expuesta,
La
respuesta a todas tus preguntas
Y
el silencio de todas tus carencias.
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