Mujer delgada, delicada como una fina hoja,
Sobre ti, escribo mis pensamientos, mis sueños, mis principios finales.
Mis finales sin principio.
Pues ¿Que mas puede tener un poeta? si no enamorarse de mujeres imaginarias,
de mujeres que pasan como la bruma, como la niebla en un Londres callado y lluvioso,
Que pasan sobre la arena de un Sara sin sombras.
Porque los poetas, somos vendedores de deseos.
Todas las mañanas llenamos nuestras maletas ilusiones
y las vaciamos sobre nuestros colchones.
hasta revolverlos bien revueltos con nuestras sabanas.
Mujer delgada, de piel blanca como la de una hoja fina.
Todos los días acaricio tus curvas onduladas,
tu textura que es enmarcada por los trazos delineados de mi pluma y tienta fuente.
Pues ¿Que más puede hacer un poeta? Sino tener sueños diurnos.
Soñando, Soñamos con los ojos abiertos, bien abiertos, para que no se nos escape la realidad.
Con los ojos bien abiertos, para que el tiempo no nos arranque de tajo
de este mundo real.
Porque los poetas, no somos de este mundo.
Nuestras raíces llegan a este mundo, porque siempre están hurgando en otros cosmos.
Buscando el amor, buscando a la musa idealizada,
la perfecta y sensual mujer que cada noche nos arrebata entre su brazos,
y nos seduce con su canto de sirenas en ardor.
Así eres tu Mujer.
Mujer de papel.
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