viernes, 29 de noviembre de 2013

ENTRE TUS SABANAS DE SATIN



En tu piel oculto mis pecados. Me confieso. Si soy pecador...
Culpable de toda culpa. Culpo a tus ojos de ser tan hermosos, Verdaderamente hermosos,
Tanto que cuando quiero dejar de verlos,  mi mirada se queda ciega y ya no puedo ver nada. 
Si soy pecador... En verdad me confieso, pecador de amarte, de desearte, de soñarte,
De mirarte en cada cacho de piel que pasa frente a mí. 
Soy culpable de mis ofensas, de mi tiranía, de mis deseos descontrolados e inapropiados,
De mi lujuria, de mi pasión, de mi amor, de mi encarnizado deseo. 
Pero a mi favor puedo decirte, que tan solo soy culpable de amarte, amarte hasta el fondo de tu alma, 
Que a conozco, como el suelo conoce a sus habitantes, y las hormigas sus hormigueros, 
Y los pájaros sus nidos, y los polluelos sus huevos. 
Pero si, lo admito, lo confieso, mi piel se estremece cuando te veo, cuando te sueño, cuando te anhelo, cuando te palpo, cuando no puedo más con la concupiscencia de cohabitarte, aquí en mis pensamientos  y escribirte y escribirte mucho. por qué mis pecados son tantos, mis cuitas tantas y mis percances tales que mi amor por ti no alcanza a pagar todo su deber. 

En tu piel oculto mis pecados, los guardo receloso, para que nadie los cuente, para que nadie los reparta, para que nadie se pelee por ellos cuando yo falte, para que queden aquí, plasmados tanto solos, tan solos en tu piel. 

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