En tu piel oculto mis pecados. Me confieso. Si soy pecador...
Culpable de toda culpa. Culpo a tus ojos
de ser tan hermosos, Verdaderamente hermosos,
Tanto que cuando quiero dejar de verlos,
mi mirada se queda ciega y ya no puedo ver nada.
Si soy pecador... En verdad me confieso,
pecador de amarte, de desearte, de soñarte,
De mirarte en cada cacho de piel que pasa
frente a mí.
Soy culpable de mis ofensas, de mi tiranía,
de mis deseos descontrolados e inapropiados,
De mi lujuria, de mi pasión, de mi amor,
de mi encarnizado deseo.
Pero a mi favor puedo decirte, que tan
solo soy culpable de amarte, amarte hasta el fondo de tu alma,
Que a conozco, como el suelo conoce a sus
habitantes, y las hormigas sus hormigueros,
Y los pájaros sus nidos, y los polluelos
sus huevos.
Pero si, lo admito, lo confieso, mi piel
se estremece cuando te veo, cuando te sueño, cuando te anhelo, cuando te palpo,
cuando no puedo más con la concupiscencia de cohabitarte, aquí en mis
pensamientos y escribirte y escribirte mucho. por qué mis pecados son
tantos, mis cuitas tantas y mis percances tales que mi amor por ti no alcanza a
pagar todo su deber.
En tu piel oculto mis pecados, los guardo
receloso, para que nadie los cuente, para que nadie los reparta, para que nadie
se pelee por ellos cuando yo falte, para que queden aquí, plasmados tanto solos,
tan solos en tu piel.
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