jueves, 29 de agosto de 2013

FLORES DE AMOR Y DESAMOR.







Cubre mi piel desnuda con tu manto, cubre me  que hoy,  no quiero saber más de mí, cubre mi cuerpo  voluptuoso,  para que al salir el sol no mire mi desnudes inaudita. Cubre me con tu manto de  espuma, para que la conciencia del mundo no toque mi piel, mi alma o mi ser.

Cubre me con tu manto de rosas y espinas, para que mi corazón  no sea tocado por el mal y no se empañe con su negro color, cubre me como cubres la verdad que vacila y oscila ó se despliega con la inactividad activa  de la confusión absurda, y que es tan solo el reflejo moral de la cordura racional, de la sin razón de la sociedad.

Cubre me con tu manto para que mis ojos no se cierren, para que mi vista no se empañe  con el vapor ardiente de la ilógica visión,  visión quimérica  y substancial de la humillación febril y ardiente, que me impulsa y me alienta con  la falsa cordura, con la inaudita conciencia del amargo dolor.

Cubre me para que no vea, para que me meza, en tu placentera pasión, pasión febril y demente creación del dolor que me embarga, por la falta de amor.

Deja me que me  admire, deja que mi éxtasis  se desborde por un instante, para que por un momento deje de ser, para ser otra cosa distinta a la que hoy soy, deja que me encuentre en el no encontrarme, hasta que mi cuerpo, se disuelva y se funde con el tuyo, para que se amos una y la misma cosa hoy.

Para que al encontrarme conmigo desnudes no me tape, no me oculte, sino me devele y me descubra tal como soy, pues en la divagación consciente  me encuentros, me desvanezco, sola y fugas como las estrellas y tan existente como el amor.

Amor que se encubre con gran fervor y que aun mutilado haciende  al cielo como una virtud  que se eleva y palpita en mi corazón.

Amor que perdona, y que duerme en las rosas y laureles, que lo cubren con su rojo corazón, y lo embriagan con  él roció, de la sumisión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario