Te
metiste en mi sistema sin que yo pudiera reprocharte nada,
Y así,
nada más. Tan cómodo te quedaste a anidar dentro de mi ansiedad,
Que
cada noche te cobija y te desnuda en medio de este superhiper entorno.
Que
te dibuja y te desdibuja, te hilvana y te vuelve a descocer…
Así
mi paraíso se fue tejiendo dentro de cada uno de tus elipsis y circunstancias.
Pero
el conectivo lógico de tu misticismo, se quedo en este libro
Que
se abrió en medio de tus partituras para dejar pasar a mi entorno.
Fue
entonces que el elixir de tus caderas penetro mi conexión
Y me
llevo a la hiperestesia de tus sentidos armoniosos.
Desconectandome
de este tiempo inexistente…
Permanentemente del infinito.
Como
la irracionalidad de cada una de tus membranas
Que
se dejo llevar por el impulso de mi clítoris.
Así
el palpitar de mis emociones,
Presagio
el sostenimiento de una nota en re mayor,
Que
se mantuvo por algunos instantes infinitos.
Aquí
en el espacio infinito de tus carnes trémulas,
Que
cobijaron la añoranza de mi pasado
Y dibujaron
la desventura de mi porvenir.
Así,
mi cama fue tu alondra
Y mi
almohada tu ruiseñor..
Y el
perenne sonoro de este verso,
Tus
vestimentas y tu flor.
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