Desde esta espera desenfocada escribo, esperando a que la niebla
se aparte de tu cuerpo.
Mientras espero, corrijo viejos poemas de
amor que como metáforas indeterminadas surgen en mi memoria....
Recuerdos amorosos que se nublan con tu polvareda.
Así trascurren las horas en un reloj sin manecillas...Espero a que pase el
tiempo, mientras el desenfreno de mi memoria sucumbe al aletargado mar de un
sin fin de recuerdos, que como remolacha se acercan a mi estancia ambigua.
Memorias dementes, llenas de senilidad y
amplia espera se difuminan en tus manos y en tu pincel.
Que con tremendo cinismo pretenden borrar
de mis entrañas todo recuerdo determinista y fútil.
Estructuras que cohabitan y duermen con el
as marcado de miles de cuartos noctámbulos que se abren y se cierran...
Senilidad de pastizales viejos. Todos
arrugados se alborotan con una brisa y ventisca terrenal,
Así paso las horas deambulando...Suspirando...Luego
vuelven a mí los recuerdos que me empeño en borrar...Tu cuerpo, tus manos, tu
sexo, tus piernas, tu deseo, tu desenfreno...
Pero vuelvo de nueva cuenta a mi ensimismamiento,
tu recuerdo se vuelve a perder en medio de la niebla. A hora tan solo es una
foto desenfocada y rota que se bambolea en un escritorio, pendiendo de un
hilo...
Así vuelvo a la restauración de aquellos
poemas viejos que comencé a leer horas atrás.
Pero tú sínicamente vuelves a
arremolinarte en medio de mis sombras.
Tus dedos,
Tus senos,
Tus pezones,
Tus cabellos ensortijados en mi almohada,
Haces el amor en mi cabeza..
Y luego vuelve todo a comenzar...
Te vuelve a difuminar en medio de la
espesa niebla, tu recuerdo se vuelve borroso.
¿Cómo quisiera que por una sola vez te
quedaras aquí?
Pero siempre te disuelves...
Como la leche con chocolate,
Como la pintura con el aguarrás.
Como las lágrimas entre la piel...
Siempre te disuelve....
Y esta vez... no.... no te seguiré....
Mas cuando ya estas difuminada en mis
recuerdos... Tus palabras enmarcadas en tus nalgas se vuelven contra mi
existencia....y vuelvo de nuevo a tu enjuague mental....
Soy el sortilegio de un noctambulo
interminable...
Incansable, determinante, imborrable,
inexorable, flemático...
¿Pero, que puede hacer un simple mortal? ¿Cómo
no desear la belleza de tus palabras?
Que dibujan tu cuerpo cada
madrugada.
Como evitar caer en tus redes marcadas de enjuague,
carmín y violenta....
Si siempre está presente ausente....
Así que me dejo de pelear con tu recuerdo,
y no me queda otra que aceptar...
por una vez por todas que tu partida, se desvaneció
con aquel reloj sin manecillas
que no da la hora jamás.
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