martes, 6 de agosto de 2013

DESEOS OSCUROS





Me gana el ensueño, te veo en mis deseos oscuros, en mis mas peculiares caminos, ahí estas tu, siempre  esperando a que me despierte de esta realidad alternativa, siempre me encuentras y yo no puedo escapar a tus deseos, me dejo llevar, rompo el velo de una inocencia moral absurda y vuelo a tu encuentro en mi matutino amanecer. 

Te deseo, aun que tan solo en la masturabación de mi cuerpo sediento te encuentres, aun que solo en mi acariciarte en la nada te tenga, aun que solo en amor platónico te conviertas, aun que tan solo en mi imaginación encuentre tu excitación que palpita en mi adormilamiento.

Luego despierto y vuelvo a contemplar mi realidad, mi soledad, pasan las horas y los días y luego te vuelvo a mirar en la lejanía de mi Abandaro roto, me lamo las entrañas con sus filamentos de carne y papel, limpio sus escondites y salto sobre un montón de salamandras carmín.

Las ganas me ganan y vuelvo al ensueño al cual prometo mil veces no volver, pero regreso y me vuelves a tomar, te enredas en mi cuerpo, acariciaras mi sexo, me abres las piernas, siento tu arcángel acariciando mis entrañas, me meso en tu vientre, me como tus tetas, me sumo en tu ombligo, mi ansia se adentra,  y surge el abismo.

Me envuelvo en tus carnes ficticias y trémulas, me arropo en cada espasmo de mi cuerpo erigido, 
luego me desvanezco en tu orgasmo diminuto, me encuentro, te encuentro, y volvemos al calor de esa calentura que apesadumbra. 

Tu me llamas por mi nombre, y me muerdes las nalgas, me embriaga tu sudor sobre tu cara, el olor de tu cabello sobre una rosa violacia y perturbante, me recuerda el encuentro de dos ángeles caídos, tu eres el ensueño nunca digerido, la solipsista canción de cuna entonada, el deseo de un orgasmo infringido y el topacio de una esmeralda de obsidiana. 






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